© Olav Murillo |
Los hongos son protagonistas de historias fabulosas, de viajes llenos de luces, de destellos y visiones que parecieran llegar del más allá. Para los mazahuas, chinatecos, mixes, nahuas, mazatecos, tzeltales, otomíes y tarascos, la puerta de entrada al otro mundo son los hongos. Los mixtecos y zapotecas de Oaxaca consumían específicamente los teyunini nanacatl, un hongo embriagante, como parte de ceremonias religiosas para reverenciar al señor Nanacatzin, dios de los hongos. María Sabina, mazateca experta en el tema de las propiedades alucinógenas, decía que estaba a la altura de los "principales" cuando con singular gusto comía un par de hongos para celebrar y hablar el lenguaje divino de los dioses.
Indie Food Project "Comida prohibida".
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