viernes, 18 de junio de 2010

Más de las normas de cortesía, las buenas costumbres y la modernidad

Por Juan Pablo Cantini

...el éxito de la alta cocina se fundamenta en la calidad de sus productos, pero sobre todo en la forma con la que los presenta. Para una experiencia gourmet se debe construir un escenario previo...


Estas reglas, que incluyen desde la postura corporal que el sujeto debe adoptar para alimentarse, hasta el conocimiento preciso de cada uno de los utensilios que se utilizarán en la mesa, configuran un marco que es indisociable del buen comer.

Dado que no existen productos esencialmente gourmet, se podría pensar que el éxito de la alta cocina no se fundamenta solamente en la calidad de los productos que ofrece sino en la forma con la que los presenta. Estos alimentos deben ser preparados y consumidos de un modo y en un lugar preciso.

La experiencia gourmet es desde su génesis una cocina de restaurantes. Para poder ofrecerla, se debe construir un escenario previo que resulta esencial a la propuesta. No hace falta más que leer las distintas críticas periodísticas de este tipo de establecimientos. En ellas lo primero que se destaca es el clima y ambiente de los mismos. Éste debe contar con un amoblamiento acorde, las mesas deben guardar una distancia prudencial entre sí, los ruidos que ocurren en la cocina deben estar cuidadosamente disimulados por una música distinguida, la vajilla debe organizarse de acuerdo a ciertas normas protocolares.

Todo este conjunto de preceptos que se suele presentar como un acompañamiento ideal de la buena mesa forman parte de la experiencia en sí y cobran un valor que excede el carácter ornamental.

Lo gourmet es ese adorno que ennoblece y adereza a los alimentos con cierto carácter fastuoso y gallardo.



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