domingo, 26 de junio de 2011

Trastorno bipolar electromagnético


“Todo comenzó cuando me enviaron como regalo a ese pueblo tercermundista. Como la familia guisaba con leña y carbón bajo la enramada, permanecí esperando en uno de los tiraderos del quintal. Un día comenzó a llover y no escampó en semanas. La señora de la casa miraba con desesperación ya los bultos de ropa mojada, ya las nubes desgajándose día y noche. Una tarde sus ojos se encontraron conmigo. Me sacó del exilio y me colocó junto a la parrilla; por fin cumpliría la misión para la que había sido enviado.”
Confundido por el relato, el psicoanalista interrumpió: 
–Discúlpeme, no entiendo dónde está el problema de personalidad del que habla.
–Si a usted lo confundieran con un vendedor de incienso, me entendería. Fungir como secadora de ropa en un país tropical ayuda a pasar los días, pero es francamente humillante.

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