Ceviches, carpaccios, ensaladas, sushi y hasta pizzas, sólo basta adentrarse en los lugares en los que se come el erizo y dejarse llevar por su cremosa textura y su intenso sabor a mar.
La primera vez que probé un erizo de mar no estaba segura del sabor. Era tanta la emoción de mis anfitriones que no quise defraudarlos, así es que me comí todo el carpaccio, recién aliñado, en el mercado de mariscos de Santiago de Chile. Frente al plato vacío, no estaba segura de si me había gustado o no el sabor del erizo.
Años más tarde tuve la suerte de volver a Santiago. En la mesa de los anfitriones, una ensalada: erizos, cebollín y un poco de aceite de oliva. No podía dejar de comer. El plato era verdaderamente una delicia. Entonces me surgió una pregunta: ¿es el erizo de mar un sabor que se aprende o mi paladar había madurado en los últimos años?
Tiempo después me encontré en una degustación de productos de Baja California en el DF. Mi emoción al imaginar que todos en México comeríamos erizo, se vino abajo al enterarme de que el 90% del producto era exportado a Japón.
Mi primer encuentro fue en una barra de sushi, era tal mi expectativa que el sabor de las algas de mar me distrajo. El chef de la barra me explica las diferencias del producto y recomienda que lo coma con un poco de soya, pero para mí el sabor del erizo ya es lo suficientemente fuerte.
El maestro del sushi detalla que entre los erizos de mar hay diferentes variedades y calidades. En Japón se consumen principalmente dos: murazaki uni ybafun uni, el primero más pálido que el segundo, mucho más apreciado. El bafun uni resulta muy cremoso y untuoso al paladar, con un color amarillo brillante casi anaranjado, y es altamente apreciado en las barras de sushi japonesas.
Llegué días después a un restaurante italiano en un pueblo a la orilla del mar en Japón. Cuando vi en el menú las opciones con erizo de mar, entendí que esta comida "italiana" era una reinterpretación japonesa.
Sin dudarlo, pedí los dos platillos que encontré en el menú: una gelatina como entrada y una pizza, ambas con el erizo como ingrediente principal, una prueba más de su versatilidad.
La primera vez que probé un erizo de mar no estaba segura del sabor. Era tanta la emoción de mis anfitriones que no quise defraudarlos, así es que me comí todo el carpaccio, recién aliñado, en el mercado de mariscos de Santiago de Chile. Frente al plato vacío, no estaba segura de si me había gustado o no el sabor del erizo.
Años más tarde tuve la suerte de volver a Santiago. En la mesa de los anfitriones, una ensalada: erizos, cebollín y un poco de aceite de oliva. No podía dejar de comer. El plato era verdaderamente una delicia. Entonces me surgió una pregunta: ¿es el erizo de mar un sabor que se aprende o mi paladar había madurado en los últimos años?
Tiempo después me encontré en una degustación de productos de Baja California en el DF. Mi emoción al imaginar que todos en México comeríamos erizo, se vino abajo al enterarme de que el 90% del producto era exportado a Japón.
El día que me subí a un avión para llegar a Tokio, no imaginaba que retomaría los pasos de la ruta del erizo de mar.
Mi primer encuentro fue en una barra de sushi, era tal mi expectativa que el sabor de las algas de mar me distrajo. El chef de la barra me explica las diferencias del producto y recomienda que lo coma con un poco de soya, pero para mí el sabor del erizo ya es lo suficientemente fuerte.
El maestro del sushi detalla que entre los erizos de mar hay diferentes variedades y calidades. En Japón se consumen principalmente dos: murazaki uni ybafun uni, el primero más pálido que el segundo, mucho más apreciado. El bafun uni resulta muy cremoso y untuoso al paladar, con un color amarillo brillante casi anaranjado, y es altamente apreciado en las barras de sushi japonesas.
Mi anfitrión se disculpa y ríe tímidamente sin que yo entienda por qué. Entonces me explica el origen del nombre del bafun uni (ba: caballo, fun: mierda, uni:erizo); se le llama así porque carece de agujas y asemeja excremento de caballo.
Llegué días después a un restaurante italiano en un pueblo a la orilla del mar en Japón. Cuando vi en el menú las opciones con erizo de mar, entendí que esta comida "italiana" era una reinterpretación japonesa.
Sin dudarlo, pedí los dos platillos que encontré en el menú: una gelatina como entrada y una pizza, ambas con el erizo como ingrediente principal, una prueba más de su versatilidad.
Mi última aventura en la ruta ocurrió en Hong Kong, donde localicé el mejor lugar para comer erizo de mar. Cuál fue mi mala suerte, que al llegar me enteré que no era temporada.
Ni hablar: habrá que volver durante el verano para seguir explorando las posibilidades de este producto del mar.
Mientras tanto, insisto con la pregunta de los 64 mil. ¿Por qué en México se produce el erizo y no se consume?
Porque no lo comemos.
ResponderEliminarMis parientes en Estados Unidos son felices de que la lengua de res sea tan barata por esos lares, en contraste con nuestro país. Y es barata porque los gringos no se la comen.
Lo mismo con los erizos: no tienen (hasta el día de hoy) un lugar en nuestra cultura alimenticia, así que es perfectamente comprensible que se venda, a mucho mejor precio, en un país donde es tan apreciado.