Por Gustavo Proal, corresponsal en Europa para Indie Food
Montpellier, día 1.
He llegado a Montpellier. Me encuentro en el evento de los vinos del Sur de Francia (Forum International d’ Affaires Sud de France). Mi misión, llevarles el lado humano de un evento que tiene puesta su atención en la cercanía entre la naturaleza, la respiración, la conexión de la vid, la vida y las personas detrás de mucho más que una producción importante de vinos, personas detrás de un estilo de vida que se remonta siglos atrás.
Apenas comienza la experiencia, con unos cuantos canapés que incluyeron un paté de aceituna negra (tapenade), un Pinot Noir corpulento -para invitar al paladar a conocer el terroir que lo ve nacer y crecer-, y buenas pláticas en un ambiente relajado.
Bocadillos de tapenade, mariscos y otros productos del Sur de Francia |
Me doy cuenta que el objetivo de adentrarse y compartir una experiencia parece más simple: está a la mano, como los vinos delicados, poderosos y aún misteriosos de esta región. Vinos que nacen de la tierra, como la gente, y es la gente que vive para y de la tierra, la que da forma al maridaje perfecto entre estar y saber estar.
El paladar está inquieto, quedan cuatro días de actividades por delante que, espero, transcurran detenidamente. Todavía hay mucho que degustar.
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