Nos aburrió el discurso que sólo se ocupa de lo "sabroso" e inmediato y no se cuestiona ningún bocado. Queremos hablar de la comida, desde las semillas o el embrión, hasta el instinto y las ideas. Es por esto, que nos dimos a la tarea de escribir, comer y cuestionar, siempre desde el punto de vista goloso-hedonista-amoroso. No nos gusta el alarmismo. Nos gusta lo bueno, lo bien hecho y lo bien cocinado.
Así, entre la reflexión y el amor, entre el gozo y lo delicioso, hablamos de la violencia, de lo contradictorio, de todo lo que vemos en la industria alimentaria, de lo bueno y de lo malo.
Amamos lo que comemos y deseamos construir una comunidad que piense lo que coma y ame comer.
Nos mudamos de web, pero seguimos al tanto. Nos puedes leer por acá: http://www.proyectoindiefood.com
Y mientras tanto, con ganas de mantener un espíritu fresco, te compartimos algo de lo que fue nuestra primera publicación, hace ya casi cuatro años.
Algunas ideas iniciales
La institucionalización de la gastronomía ha dejado fuera a quienes no comulgamos con los paradigmas "oficiales" de la alimentación. Hoy por hoy, ser marginal no es una desventaja; por el contrario, es tomar un lugar en la mesa donde el aire corre, simplemente, a su manera.Las estructuras gremiales del medioevo fueron suplantadas por un sistema de mecenazgo que hoy se llama, perversamente, iniciativa privada. Pareciera que la posibilidad de expresarse a través de la comida está supeditada a un sistema que legitima o rechaza una manifestación culinaria. Nada más falso. La cocina ES de quien la ejerce. Los usos y costumbres alimentarias son uno de los pocos reductos que nos quedan para ejercer nuestra individualidad y manifestarnos como parte de una comunidad consciente de su devenir.El gusto del comensal debería educarse igual que se educa a la mente para argumentar. En un ejercicio de libertad, una decisión culinaria es tan importante como una postura política.El campo, la cocina, la mesa, el diálogo culinario: autocreación, experimentación, autoafirmación, identidad y pertenencia.
La comida es un arma, un instrumento de cambio.¿En manos de quién está?
La institucionalización de la gastronomía ha dejado fuera a quienes no comulgamos con los paradigmas "oficiales" de la alimentación. Hoy por hoy, ser marginal no es una desventaja; por el contrario, es tomar un lugar en la mesa donde el aire corre, simplemente, a su manera.Las estructuras gremiales del medioevo fueron suplantadas por un sistema de mecenazgo que hoy se llama, perversamente, iniciativa privada. Pareciera que la posibilidad de expresarse a través de la comida está supeditada a un sistema que legitima o rechaza una manifestación culinaria. Nada más falso. La cocina ES de quien la ejerce.
La comida es un arma, un instrumento de cambio.¿En manos de quién está?
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